Si
tuviera que comerme las nubes
o
dibujar líneas de horizonte
sobre
el oleaje despeinado
para
llegar a tus ojos,
lo
haría.
Si
tuviera que visitar las tumbas de mis sueños
recogerme
de los paraísos de los vasos
dejar que
la noche se despierte sola
para
llegar a tus ojos,
lo
haría.
Si
tuviera que recitar versos prohibidos
traicionarme
hasta el hastío
dejar que
las hormigas se duerman en mi almohada
para
llegar a tus ojos,
lo
haría.
Lucharé
para tenerte abrazada a mi ombligo
peleándome
con el tiempo
para que no nos arranque del abrazo perfecto.