Quien sueña no muere
vive durante el tiempo infinito
que tardan los sueños
en dormirse sobre el mar.
Aguanta las tormentas
que el reloj
refleja en las cicatrices del rostro.
Y se apaga suave
como el calor de una vela
cuando le besa una brisa ligera.
Quien sueña no muere
se transforma en la arena
sobre la que amanece el desierto
todas las mañanas del mundo.
Quien sueña vive vidas que a veces son ficticias y, quien sabe si alguna vez se harán realidad. Un abrazo
ResponderEliminarsoñar siempre es un buen ejercicio para el corazón. Gracias amiga María del Carmen
ResponderEliminarMuy cierto
ResponderEliminarMuy cierto
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