luis perronegro

luis perronegro

martes, 25 de julio de 2017

lo que espera un televisor de ti











Lo que espera un televisor de ti:
Construirte el pensamiento en los labios
dibujarte espejos, necesidades,
dejar que tus cabellos crezcan,
mientras allá afuera,
mientras el reloj se duerme
nos escriben los cuadernos en blanco
y se quedan con el pan, la sal y trozos de nuestros sueños.

sábado, 22 de julio de 2017

fui muchas cosas

Fui el único verso
que salió de la nariz
en aquel estornudo de primavera,
la tierra roja que abría sus carnes
para empaparse del agua quieta de la mañana.
Fui la esquina abierta
donde los horizontes
se escriben en servilletas de papel,
el espejo donde nacen los gestos,
las sombras que crecen en la pared.
Fui muchas cosas, sin duda,
pero ahora, en este instante de luz,
sólo quiero ser el beso de tus buenas noches.

miércoles, 19 de julio de 2017

la mentira comprime los sueños

La mentira comprime los sueños
hasta que entran en una caja de cerillas,
luego se abren los cuadernos
se encienden los espejos
y la certeza yace decapitada.

domingo, 16 de julio de 2017

la mayúscula en un párrafo de sangre

Siempre quiso ser la mayúscula
de un párrafo de sangre,
el gatillo fácil
de un verso sin nombre,
el vaso vacío
de un bar de medianoche,
un trozo de cielo
en un paraíso de silencios.

Quiso romper fronteras
dibujar nubes en el desierto
recitar poemas de arena
y disecar la lengua
en los esqueletos del horizonte.

Y a veces piensa
si detrás de todo eso,
sólo hay el sueño de un niño
cuyo corazón
no quería hundirse en alta mar.

sábado, 15 de julio de 2017

viendo crecer la hierba

Salíamos a la búsqueda de hembras
vaciando los gusanos de las barras,
mientras el barman de un solo ojo
nos ponía wiskies de hielo y viento.
Cumplíamos todos los tramites,
llenábamos el silencio de versos áureos,
dejábamos que las caderas
se comieran el aire
entre los sonidos valientes de la noche.
Cuando el día al fin se desnudaba,
volvíamos a casa
como machos autistas,
con los labios cosidos a silencio,
y el estómago lleno del fuego
de la tozudez de los vasos vacíos.

Y una única certeza,
que al día siguiente viviríamos en el sofá
viendo crecer la hierba.